En mi taller, situado en pleno casco histórico de Córdoba, creo piezas únicas y colecciones personalizadas de cerámica hechas a mano, ya sean a torno o modeladas. También dispongo de una pequeña exposición de venta con mis propios diseños e imparto clases.
Estudié cerámica en las escuelas de arte Dionisio Ortiz (Córdoba) y San Telmo (Málaga). Durante mis años en Dionisio Ortiz tuve la oportunidad de conocer la tradición japonesa con la artista Hisae Yanase y encontré mi propio camino al descubrir y trabajar con barros que llevan piedra molida, la chamota, cocidos a muy alta temperatura.
Estas arcillas me permiten lograr unas texturas sugerentes y unos resultados muy orgánicos. Por eso mismo, en mis piezas intento que, en algún lugar, el barro aparezca desnudo, sin ningún tipo de base o cobertura. Que se pueda tocar el barro tal cual es, que se vea la piedra si la tiene. La alquimia del fuego añade un toque mágico a todo el proceso, creando la esperanza del misterio y dando margen a la sorpresa. El momento de abrir el horno me sigue emocionando como el primer día.
Los objetos que nos rodean en nuestra vida diaria son un reflejo de nosotros mismos. Mi trabajo consiste en descubrir su belleza, intimidad y significado personal.